miércoles, 1 de abril de 2015

De las Dehesas a la Pradera de Majalasna

Comenzaré el relato de esta ruta, confesando que hacia mucho pero que mucho tiempo, que no disfrutaba tanto de una ruta como de ésta. Una ruta que para mí particularmente, a parte de disfrutar de la naturaleza, de servirme para evadirme de los problemas cotidianos, como otra cualquier ruta, ha tenido el aliciente de caminar entre pinares, cruzar arroyos, trepar por la zona un poco más montañosa y además adentrarme en la historia de este lugar. Historia que comienza por pisar un tramo de la Calzada Romana, para continuar por la Carretera de la República, hasta llegar al Mirador de los Poetas.


Ruta circular, que comienza en el aparcamiento del restaurante de Casa Cirilo, hasta alcanzar la pradera de Majaslana y desde aquí comenzar el descenso, pasando por el mirador de los poetas, y finalizar en el punto de partida. Podemos considerarla de dificultad baja y apta para realizar en familia, en cualquier época del año, excepto en invierno. Gran parte de la ruta transcurre por sendas que atraviesan pinares, arroyos o caminos de tierra con cierta pendiente, que a lo mas tenemos que sortear alguna piedra.

En esta ocasión, cuando llegamos a Collado Ventoso y comenzamos a rodear la ladera de Siete Picos hasta alcanzar la pradera de Majaslana, parte del terreno rocoso se encontraba cubierto de nieve helada, con la posibilidad de que si no tenemos experiencia en este tipo de terreno sufriéramos algún resbalón, dando con nuestros huesos en el suelo, en el mejor de los casos y en el peor, ocasionarnos alguna lesión, que diera al traste con la excursión. Por todo ello, yo recomiendo que en invierno vayamos bien preparados para este tipo de situaciones, incluyendo en nuestra mochila, los usemos o no, los crampones y por supuesto calzado adecuado para el terreno por el que andamos. Si por alguna circunstancia, no lleváramos los crampones, los cuales debemos valorar si hace falta poner o no, tenemos que extremar la precaución, y fijarnos tanto en donde como en la forma de colocar los pies, para evitar los desagradables resbalones y procurar no tener alguna lesión de cierta importancia.

Que mejor manera de comenzar una caminata, que llenando el depósito, con un apetitoso y jugoso pincho de tortilla acompañado de un buen café caliente. Eso sí, para degustar todo ésto, tenemos que esperar unos minutos, ya que el restaurante Casa Cirilo los domingos e imagino que durante todo el fin de semana abre sus puertas a las 10 de la mañana y como nosotros somos un poquito más madrugadores e ignorando el horario, tocó esperar.

Por fin, todo listo, la tripa llena, las botas puestas, la mochila ajustada, el gps encendido por si nos "desorientamos", aunque solo tenemos que seguir la ruta del punto amarillo. Toca ponerse de camino. 



Comenzamos desde el aparcamiento del restaurante, continuando hasta el final de la carretera de las Dehesas, hasta Majavilán. Tras atravesar dos barreras, llegamos a la parte mejor conservada de la Calzada Romana que data del siglo I y que unía Titulcia con Segovia.

Calzada Romana

Sorteamos el Arroyo de Fuenfría pasando por el Puente del Descalzo, considerado erróneamente, de origen romano. Investigaciones recientes, culminadas en 2006, concluyen que fue construido en el primer tercio  del siglo XVIII, época en la que reinaba Felipe V.


Puente del Descalzo

Una vez pasado el puente, a unos cien metros aproximadamente, nos desviaremos a la derecha donde nos toparemos con una puerta, cuya finalidad no es otra que evitar que el ganado se escape. Tras pasar la puertecilla comenzaremos a andar por una cómoda pista, la que abandonaremos en la primera curva cerrada, tomando una senda hacia la izquierda, siempre siguiendo el punto amarillo, el cual nos indica el camino correcto.



Arroyo de la Navazuela

Iremos a contracorriente del arroyo de la Navazuela, hasta alcanzar un puente, el que tenemos que cruzar, para continuar ascendiendo hasta una pradera. Una vez en la pradera, descenderemos un pequeño tramo hasta alcanzar un puentecillo de madera.



Tras pasarlo, ascenderemos hasta alcanzar la Pradera de Los Corralillos.


Pradera de Los Corralillos


Continuamos hacia la derecha por una pista forestal, dejándola unos 100 metros mas adelante, para tomar a la izquierda la senda del Camino de Schmid, por la cual ascenderemos hasta juntarnos con la Carretera de la República, a la altura de la fuente de Antón Ruíz de Velasco, donde haremos un pequeño receso para echar un trago de agua.


Fuente de Antón Ruíz de Velasco

Seguimos la senda que continua subiendo por detrás de la fuente hasta que poco a poco el desnivel va disminuyendo para alcanzar el collado Ventoso.




Collado Ventoso

En el collado localizamos un poste de granito, que nos indica el límite de las posesiones que la monarquía española poseía en Valsaín.



Ahora toca desandar los últimos metros para alcanzar la Senda de los Alevines. En esta parte del camino fue donde nos encontramos con el terreno bastante resbaladizo debido a que la nieve estaba muy pisada y además helada, por lo que tuvimos que extremar las precauciones.

Comienza el terreno más abrupto, que bordea la ladera del sexto pico, el cual forma parte del macizo montañoso de Siete Picos.



Mientras poco a poco superamos el ligero desnivel hacia la pradera de Majaslana, disfrutamos de unas vistas espectaculares sobre los pinares de Fuenfría, La Peñota y el Montón de Trigo, así como de parte del trazado de la Carretera de la República a su paso por el mirador de la Reina.


 

Majaslana, es la cumbre más baja y alejada de los Siete Picos. El Pico de Majaslana, apenas alcanza los 1.900 metros, 200 menos que los otros seis picos. En la posguerra dió nombre a un grupo formado por los más importantes alpinistas de la época, el Club Alpino Siete Picos.

Una vez en la pradera tomaremos un sendero que nos hará descender por medio del pinar, hasta llegar a las inmediaciones de la pradera de Navarrulaque, junto a la Carretera de la República. Por ella se toma un tramo hacia la izquierda hasta el Mirador de los Poetas.

Tras la muerte del poeta de la generación del 27, vecino de Miraflores de la Sierra, Vicente Aleixandre,  dos ilustres guarramistas unieron sus ideas para homenajearle, creando el mirador que lleva su nombre. Lo mismo ocurrió con otro poeta residente en Cercedilla, Luis Rosales, en su honor construyeron el otro mirador que también lleva su nombre.

Desde el mirador de Vicente Aleixandre, se puede observar gran parte de la sierra, y a sus pies se puede ver el camino que nos lleva a pocos metros al mirador de Luis Rosales, donde encontramos inscrito en una piedra versos de Vicente Aleixandre




"Sobre esta cima solitaria os miro
campos que nunca volveréis por mis ojos
Piedra de sol inmensa, eterno mundo
y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza"


Cerca de estos versos existe otra piedra en la que se encuentra inscrito un pareado de Antonio Machado dedicado a Francisco Giner de los Ríos


"Oh, sí llevad amigos
su cuerpo a la montaña
a los azules montes
del ancho Guadarrama"


El otro mirador esta dedicado a Luis Rosales, llamado Mirador Posada y desde aquí tenemos unas vistas excepcionales de Cercedilla. 



A pocos metros de este mirador aparece otra piedra inscrita con unos versos del poeta Luis Rosales, dedicados al hoy Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.


"Las noches de Cercedilla
las llevo en mi soledad
y soy ya la última linde
que yo quisiera mirar"


Junto a este último mirador aparece un sendero "la Vereda del Angel", que desciende con cierta pendiente hacia Fuenfría y que nos lleva hasta el arroyo de la Venta.

Ya solo nos queda cruzar un puente y llegamos a la carretera de Las Dehesas, tomamos hacia la derecha, acabando en el mismo punto en el comenzamos esta ruta, esto es, en casa Cirilo, tomando unas cervezas fresquitas, que creo que nos las merecemos. 

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